En un tiempo muy lejano, en un reino medieval rodeado por tierras salvajes y vastos bosques, existió una ciudad conocida como Cydreth, que se levantaba sobre las ruinas de civilizaciones antiguas, desmoronadas por el paso de siglos. Esta ciudad, en apariencia modesta, esconde los secretos de un pasado olvidado, lleno de sabiduría y avances incomprendidos. Era conocida por una característica peculiar: la búsqueda del conocimiento más allá de los límites de lo conocido.
El gobernador de Cydreth, xenoxis, era un hombre enigmático, de una inteligencia sobrehumana que desconcertaba a los habitantes del reino. Su nombre, que resonaba con un eco extraño y misterioso, provenía de las raíces de lenguas olvidadas, un vestigio de antiguos filósofos que habían creído en un "conocimiento ajeno", un saber que trascendía los confines de la humanidad y se acercaba al dominio de las estrellas.
La Fundación de Cydreth
Xenoxis no había nacido en Cydreth. Era un extranjero que había llegado a las tierras del reino en busca de algo que solo él podía ver: el potencial escondido en las ruinas de civilizaciones pasadas. Desde joven, su mente había estado obsesionada con los secretos de los cielos, los antiguos textos astronómicos y las leyendas de los "seres del otro lado". Muchos creían que Xenoxis no era simplemente un gobernante común, sino un erudito cuyo conocimiento de la naturaleza y el cosmos superaba lo comprensible para la mayoría.
Fue en un viaje por las tierras del este, en las desoladas llanuras de la región de Velthar, donde encontró las primeras pistas: una serie de antiguos artefactos que sugerían que una civilización predecesora había alcanzado avances impensables en la ciencia, la alquimia, y hasta en la manipulación de fuerzas que hoy en día se considerarían mágicas.
El Ascenso al Poder
A pesar de su conocimiento, Xenoxis no fue recibido de inmediato como gobernante. Al principio, fue visto como un excéntrico, un soñador que hablaba de "estrategias cósmicas" y "tecnologías olvidadas". Sin embargo, su habilidad para resolver problemas complejos y su capacidad para liderar con una mezcla de lógica implacable y visión avanzada pronto lo posicionaron como una figura respetada.
En sus primeros años como líder de Cydreth, Xenoxis comenzó a desarrollar una serie de invenciones, extraídas de los artefactos antiguos que había encontrado, que transformaron la ciudad. No solo era una fortaleza en el corazón del reino, sino que se convirtió en el centro de una revolución intelectual. Durante su gobierno, Cydreth vio avances tecnológicos inusuales para la época: grandes relojes astronómicos que se usaban para predecir los movimientos de las estrellas, vehículos impulsados por mecanismos complejos que desafiaban la comprensión común, y textos escritos en lenguajes codificados que nadie más podía descifrar.
Sin embargo, no todo era bien recibido. Los nobles de otras ciudades comenzaron a temer el poder de Xenoxis, no solo por su dominio sobre el conocimiento, sino porque sus descubrimientos comenzaban a alterar el equilibrio de poder en el reino. Había rumores de que Xenoxis estaba en contacto con entidades ajenas a la Tierra, quizás seres de otros mundos que le ofrecían más secretos de los que cualquier ser humano podría manejar.
Uno de los legados más oscuros y fascinantes de Xenoxis fue el Proyecto Xenor, un plan secreto que tenía por objetivo conectar el reino de los hombres con "otra dimensión". Durante años, se rumoreaba que Xenoxis había encontrado una forma de abrir portales a otros mundos, o quizás de invocar presencias de lugares ajenos al planeta, seres cuya tecnología y sabiduría sobrepasaban la de los mortales.
Con cada avance que Xenoxis hacía, las voces en las sombras se multiplicaban. Algunos decían que ya no era un hombre, sino una entidad entre dos mundos, atrapada entre el conocimiento profundo de los cielos y las ambiciones terrenales. Otros aseguraban que, en su búsqueda de la perfección científica, había comenzado a perder su humanidad, transformándose en algo diferente, una mezcla de hombre y máquina, de hombre y cosmos.
La última vez que se vio a Xenoxis fue en el año 78, cuando se encerró en su torre, rodeado por las máquinas que había creado, y dejó de salir. La ciudad de Cydreth continuó prosperando durante un tiempo, pero con la desaparición de su gobernador y protector, las invenciones de Xenoxis fueron gradualmente abandonadas, temidas por los nuevos líderes, quienes no entendían el poder que él había liberado.
Muchos dicen que Xenoxis nunca desapareció. Se habla de que, en lo más profundo de su torre, sigue realizando experimentos, intentando abrir portales a otras dimensiones, o incluso, algunos susurran, a otro tiempo, donde pueda completar su proyecto y llevar al mundo a una nueva era de conocimiento infinito. Su nombre, "Xenoxis", se ha convertido en leyenda, una mezcla de ciencia y magia, un recordatorio de que el conocimiento tiene un precio y que algunos misterios jamás deben ser desvelados.